Dentro de este perfil
podríamos integrar a todos aquellos alumnos
con necesidades educativas especiales, teniendo en cuenta la gran cantidad de
casos que abarca este término.
Son niños/as con una
autoestima muy baja, que muestran poco interés por las cosas que se realizan en
el aula, están poco integrados con el
resto de compañeros, y por lo tanto con una importante desmotivación.
Otra cualidad que se
puede observar en este grupo de niños es el entorno familiar, es decir,
proceden, o suelen proceder, de familias poco organizadas y con enfrentamientos
entre sus miembros que, en ocasiones, dejan a un lado la educación de los más
jóvenes de la casa.
Todo esto conduce a una
situación muy complicada que hace crecer de forma preocupante el índice de
fracaso escolar.
¿Cómo actuar ante estos
alumnos?
Por lo general los profesores
tienden a echar de clase a estos niños, ya que “deshacerse” de ellos es la
forma más fácil y cómoda para dar la clase sin ningún tipo de problema. Sin
embargo, esta actitud no es la adecuada y deja mucho que desear. Nosotros como
futuros docentes debemos ser capaces de cambiar estas conductas, buscando planes
o medidas alternativas, pero nunca mediante una expulsión, ya que esto
provocaría un mayor distanciamiento de estos alumnos con el grupo-clase, y lo
único que se conseguiría sería empeorar aún más las cosas.
A pesar de todo, no
pretendo decir que todos estos alumnos son indisciplinados, porque hay alumnos
con estas características que no dificultan la actividad en el aula. Sin
embargo, si he de recalcar la importancia que tiene el seguimiento que se les
haga a estos niños, porque lo que en Educación Primaria es una actitud pasiva
puede que cambie conforme vaya creciendo el niño.
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