Consideramos que para
le prevención de conflictos es necesaria la creación de un clima emocional
adecuado en el aula así como intentar involucrar a los alumnos en todo momento.
Es decir, el clima de
clase no “pertenece” a nadie, sino que se construye entre todos, aunque hay que
reconocer que un ambiente favorable que propicie el profesor hacia la
socialización adecuada del alumno redundará tanto en el trabajo académico como
en la convivencia.
Así, por ejemplo, un
ambiente de confianza, una correcta estimulación, con modelos de interacción
positivos entre las personas, donde las medidas correctoras sobre los
comportamientos no implique rechazo a las personas, etc. propiciaran un
ambiente adecuado y agradable consiguiendo una clase distendida donde se
admitan la diversidad de acciones.
En cuanto a la
importancia de involucrar a los alumnos, es aconsejable que si encontramos a
algún alumno desmotivado, sin ninguna ilusión, pasota, etc. conviene
preguntarle qué piensa hacer para mejorar su conducta en la clase. Por lo
general, se espera que el profesor sea el que marque el camino y diga como
tienen que comportase, pero conviene implicarlos y buscar alternativas
conjuntamente.
Este camino es mucho
más educativo, aunque sea más lento y difícil. Es decir, al principio lo normal
es obtener como respuesta “no voy a hacer nada” pero pronto comprenden que
“nada” es algo muy aburrido.
En definitiva, con todo
esto queremos decir que debemos aceptar las propuestas de los alumnos, por
pequeñas que sean, admitiéndolas como punto de partida. De esta manera
conseguiremos que el alumnado tome decisiones y se involucre, consiguiendo
disminuir y prevenir futuros conflictos que puedan plantear estos alumnos.
Aquí os adjuntamos una
noticia sobre un taller de prevención y resolución de conflictos que se está
llevando a cabo en dos colegios y un instituto de Tarancón (Cuenca).
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