Para una primera toma de contacto con mi “parte” del blog me gustaría “tomar prestada” la definición de disciplina que podéis encontrar en el libro: Manual para maestros; Tema 14: La disciplina en el contexto escolar.
En términos generales, “la disciplina es una cuestión de formación y organización: formación del profesorado, alumnado y familias, y organización en el centro educativo, en el aula y en el hogar familiar”.
Aunque los problemas de la indisciplina no son algo actual ni novedoso que ha “aparecido por arte de magia”, la indisciplina en las aulas ha ido tomando fuerza con el paso del tiempo, hasta límites, en ocasiones, alarmantes. La figura del maestro en la actualidad no está reconocida por sus alumnos ni por la sociedad de igual manera que lo estaba hace unas décadas.
Antes, la autoridad que significaba el maestro en el aula hacía que los alumnos estuvieran convencidos del respeto que por encima de todo le debían. Una idea de respeto hacia el maestro que, se veía fortalecida paralelamente por las familias, que inculcaban a los más pequeños la idea de obediencia al maestro. Por poner un ejemplo, yo aún recuerdo cuando llegaba a casa quejándome porque me habían castigado o reñido y la respuesta era siempre la misma: “algo habrás hecho”.
Sin embargo, en la actualidad parece que los niños ven al maestro como una persona que les manda tareas para casa tan sólo para que ocupen su tiempo cuando no están en la escuela, más que como alguien que pretende que sus alumnos aprendan y se esfuercen con objeto de adquirir unos conocimientos que les serán útiles el día de mañana.
En definitiva, muy poca autoridad de la que disponen los profesores, que en muchas ocasiones hasta los padres se la restan o quitan, y es una pena, ya que los padres y profesores deberían trabajar juntos para un mejor desarrollo de los alumnos y un mejor funcionamiento de los centros (a nivel personal, académico, etc.).
No hay comentarios:
Publicar un comentario